La mandíbula inferior está formada por los dos huesos mandibulares; su punto de unión en la cara inferior anterior se designa como "mentón", que es un rasgo casi exclusivamente humano.

Inferior a la cresta del cuerpo de la mandíbula que aloja los dientes inferiores, hay una ligera depresión, luego la mandíbula se engrosa formando el tubérculo mental, término que no tiene nada que ver con la mente sino que deriva del latín mentum que significa "mentón". Este tubérculo puede estar estriado dando lugar al "mentón hendido", que puede tener características hereditarias.

La mandíbula está perforada a cada lado del mentón para el paso del nervio mentoniano y los vasos sanguíneos que lo acompañan a través de estos agujeros mentonianos. A la superficie exterior de la mandíbula, en el mentón, se unen los músculos depresor del ángulo de la boca, depresor del labio inferior y mentoniano; la función de los dos primeros se explica por sí misma, mentalis se utiliza para hacer pucheros y arrugar el labio inferior.

Existe una cantidad variable de tejido fibrograso que forma la almohadilla sobre el hueso en la parte delantera del mentón.
Se atribuye una importancia ilógica pero innegable al aspecto del mentón, lo que da lugar al término "mentón débil" equivalente a "rodilla débil". La prominencia del mentón está relacionada con la posición general de la mandíbula y la aposición dental. La mandíbula típica anglosajona tiene los dientes inferiores detrás de los superiores, la mandíbula prognática es lo contrario.

Es deseable un equilibrio simétrico estético entre la nariz y el mentón, sobre todo visto de perfil. Mientras que las grandes insuficiencias de la mandíbula probablemente requieran una osteotomía para corregirlas, los cambios menores pueden producirse mediante formas de mentoplastia en las que se realce el tejido blando sobre el mentón o se reduzca la prominencia del hueso.